En los meses fríos, cuando los peces no están dispuestos a dejarse atrapar con facilidad, prestar la máxima atención a algunos detalles es la única manera de obtener lo mejor de algunos peces, de todos los trucos, uno de los que hay que cuidar es sin duda la cantidad de apoyo en el suelo de la línea.
Pescar en invierno significa tratar con peces que no son muy propensos a moverse y que no están dispuestos a comer, especialmente durante los días más fríos. Todo esto nos obliga a afinar la acción de la pesca teniendo que poner en práctica varias sutilezas para poder vislumbrar a algunas de las presas que comen, incluso cuando parece que nuestras presas están completamente ausentes.
Entre las precauciones a seguir, además de las más clásicas y conocidas, está la elección de la cantidad adecuada de hilo que tendrá que estar tendido en el suelo. Sin embargo, durante los períodos de calor, cuando las presas están activas y siempre en movimiento, puedes capturarlas de diferentes maneras, usando tanto líneas bloqueadas como otras más agitadas.
Podemos decir que con altas temperaturas y máxima actividad alimenticia, los peces nos permiten un mayor rango de acción dentro del cual espaciar, pero, durante el invierno, los márgenes de error se estrechan. Esto significa que cualquier elección equivocada, aunque aparentemente insignificante, puede hacernos volver a casa con una mala derrota en lugar de con un buen botín.
Partiendo del metabolismo abulico y la baja propensión a moverse que tienen los peces a bajas temperaturas, es fácil ver que la primera atención debe ser invertida en la mordedura que los vamos a presentar. Esto, de hecho, debe ser bien presentado y, sobre todo, fácil de capturar, evitando grandes esfuerzos y derroches de energía a los peces.
En este punto es extremadamente fácil adivinar que una línea bien apoyada en el suelo nos ayudará a tener un anzuelado más firme, ofreciéndonos más comida que un cebo en movimiento.
La importancia de la línea
Si queremos un cebo estático, no basta con colocar todo el terminal en el suelo, sino que también es necesario elegir la disposición correcta del plomo en la línea. Lo ideal es hacer un montaje bastante bajo y recogido, pero también suficientemente blando.
No debemos olvidar que, en invierno, los peces tienen poca "maldad" para comer y pueden permitirse el lujo de estudiar la trampa antes de dejarse tentar. Aquí, entonces, es que hacer un bulk de treinta centímetros por encima de la unión del terminal es la opción más apropiada, completando la geometría con tres bolitas equidistantes entre sí y del mismo tamaño que se insertarán entre el ojal del final y el mismo bulk, quedando separados entre sí por unos diez centímetros.
De esta manera, sondeando con mucho cuidado el fondo, será posible colocar todo el terminal en el suelo para que la primera bolita toque el suelo, utilizando un montaje suave y estable al mismo tiempo, lo que nos ayuda a permanecer "tumbados".
Estable y sensible
El indicador también es muy importante, ya que debe contener una gran estabilidad, pero también la máxima propensión al hundimiento. Todo esto se puede resumir en una forma que en la jerga se llama "fiaschetto", con una forma de pera.
Este modelo se caracteriza por un cuerpo abultado, que le da gran estabilidad y por un cuello alargado por encima del cual es necesaria una antena de fibra de vidrio. Esta combinación permite leer bien tanto una eventual ajuste como un hundimiento lento e impalpable.
No hay nada mejor que la pesca de invierno, de pie en el suelo para mejorar este tipo de indicador, ya que la tímida picada de los peces ejerce una presión sobre el hundimiento de los flotadores menos sensibles, así como el apoyo de toda el terminal y la bolita en estrecho contacto con el suelo requieren un objeto estable capaz de señalar los toques ajustados.
Anzuelos pequeños, pero robustos
No debemos olvidar que siempre estamos hablando de un comportamiento de pesca que nos permite capturar presas difíciles y apáticas y, por lo tanto, fácilmente asociables con hilos finos, anzuelados perfectamente preparados y, en consecuencia, pequeños anzuelos.
La elección de anzuelos pequeños, sin embargo, no significa tener que sacrificar fuerza, prefiriendo siempre un objeto con hilo mediano o grueso que resista bien incluso las tensiones más nerviosas.
En invierno se puede contar con la falta de vitalidad de la presa que, una vez enganchadas, no son indomables como ocurre en los meses calurosos. Esto también nos puede ayudar en presencia de anzuelos que no sean demasiado grandes, como podría ser una medida entre dieciséis y veinte. El período frío, además, es el más adecuado para cualquier elección extrema, como la de arriesgar un desegnache por un anzuelo exageradamente pequeño a cambio de ver un mayor número de picadas.
Tirador y "micro bolas"
Cuando se pesca en condiciones difíciles y la cantidad de peces es modesta, es aconsejable cebar con moderación pero siempre con buena frecuencia. Seguramente, especialmente en las primeras etapas de la pesca, es imprescindible disponer de un cupping kit para concentrar los alimentos con la máxima precisión, a pesar de que todo puede venir en nuestra ayuda el tirador para lanzar pequeñas bolas de engodo o gusanos pegados.
Con este método, de hecho, se puede cebar con gran continuidad sin renunciar al atractivo acústico que producen las bolas de comida una vez lanzadas al agua. La importancia del tirador está relacionada con la precisión que ofrece en comparación con el lanzamiento realizado con las manos.
Este último es válido con bolas suficientemente grandes, pero cuando hay que tirar poco, tirar bolas tan pequeñas como las nueces, el uso de un tirador con bandas elásticas suaves, nos ayuda a ser más precisos.
Un buen parque de cebos
Tener una amplia selección de diferentes cebos es siempre una gran ventaja, independientemente de la respuesta de los peces y de la época del año. Sin embargo, cuando la pesca se vuelve difícil, tener un parque de cebos adecuado puede marcar la diferencia, dándonos la oportunidad de alternar la mordedura adherida al anzuelo y seduciendo incluso a los peces más perezosos para que ataquen la trampa.
Entre los anzuelados más rentables del invierno no debemos olvidarnos de las lombrices de tierra y de cualquier variante del gusano, sin poder renunciar nunca al maíz. Esta última, sin embargo, es quizás la opción menos adecuada a la hora de pescar muy tumbado en el suelo, ya que el anzuelado del maíz va mejor con líneas que trabajan poco o, incluso, en el mismo fondo.
El tourteau de maíz
El tourteau de maíz es un ingrediente ampliamente utilizado en el engodo por su capacidad de ablandar y compactar fácilmente la masa, así como de desintegrarla y pesarla.
Aunque el maíz y todos sus derivados se utilizan mejor en la estación calurosa, siempre es aconsejable añadir tourteau en el orden del veinte por ciento a la harina. En invierno, por ejemplo, cuando se necesita aligerar el poder nutricional de los engodos excesivamente grasos, se puede utilizar este ingrediente, acelerando el tiempo de desintegración y limitando la ingesta nutricional.
La alimentación inherente a un engodo nunca debe ser subestimada, sobre todo si permanece aglomerada en el fondo durante mucho tiempo sin derretirse, ofreciéndose al pescado como un suculento bocado que en un momento puede reducir a cero su necesidad de seguir comiendo. Esto es particularmente evidente en los meses en que el hambre de los peces se reduce al mínimo y las grasas y proteínas necesitan ser sorbidas para evitar saciarlas antes de que se dejen enganchar.